Menos ser directores de juego y más ser personas

A tenor de la tarjeta X y de otros debates que fueron surgiendo con el tiempo, me he quedado claro que, para ser una afición que presume y saca pecho cuando salen informes o trabajos diciendo lo empático que es ser rolero, a la gente no le ha quedado del todo claro que las personas van primero y el rol después.

El bienestar de los jugadores y director de juego es necesario. No debería sobreponerse la trama, su ritmo o el ambiente de la misma (por ejemplo partidas de terror) a la salud física y mental de los participantes de la mesa. Anteponer el juego a las personas es como mínimo, de psicópatas. El obligar al jugador a que deba decir un "basta" cuando la situación sea ya límite, teniendo como único "recurso" el "permiso" del director/a de juego para abandonar la partida, roza el masoquismo. Además, qué ambiente de confianza das a tus jugadores (me refiero más en jornadas que entre colegas) si llegas a la mesa y le sueltas a tus jugadores que se vayan por patas si no les mola el espectáculo, ¡como te van a decir nada así! Aunque estén sufriendo o al borde de una crisis, vas a ser la última persona a la que van a decir nada.

Sinceramente, creo que el tener jugadores soportando elementos hostiles para ellos incluso entra en el metajuego. Quien debe sentir miedo, la urgencia del tiempo, celos o cualquier sensación nociva deben ser los personajes, nunca el propio jugador.

Por otra parte, es gracioso que se presuma de los juegos de rol como algo realmente abierto o donde el jugador puede hacer "lo que quiera" cuando esto es incompatible con trama o narración cerrada y a merced de la mente de un inflexible director de juego. Un inflexible director de juego que además puede tener un problema de ego, que esa es otra cuestión y daría para muchas otras reflexiones.

Menos ser directores de juego y más ser personas. Gracias.

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